[222] Cuando los idólatras cultivaban la tierra o recolectaban la cosecha, asignaban parte de lo cultivado a Al-lah y parte a sus ídolos. Preservaban la parte asignada a los ídolos a toda costa, y si algo de dicha parte iba a parar accidentalmente en la asignada a Al-lah, la devolvían a la parte de los ídolos. Sin embargo, no hacían lo mismo en el caso contrario: cuando parte de lo asignado a Al-lah se mezclaba casualmente con la parte de los ídolos, consideraban que estos eran pobres y no la devolvían.
[223] El miedo a la pobreza hacía que algunos idólatras matasen a sus recién nacidos. Las niñas eran quienes más sufrían tal crimen, ya que la sociedad de entonces temía que la niña pudiese llevar la deshonra a la familia en el futuro, y muchos enterraban a las niñas vivas al nacer.