[811] Según los comentaristas, esta aleya puede entenderse de dos maneras: puede hacer referencia a la libertad del Profeta —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz— a la hora de dividir su tiempo con sus esposas y de respetar los turnos de estas, o puede referirse a su libertad a la hora de rechazar o aceptar, según desee, a las mujeres que se le ofrecen voluntariamente en matrimonio. A pesar de que Al-lah le había concedido el privilegio de no tener que dividir su tiempo por igual entre sus mujeres, el Profeta Muhammad —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz— no cambiaba los turnos de estas sin consultarlo con ellas y dividía equitativamente su tiempo entre ellas.
[812] Cuando esta aleya fue revelada, el Profeta tenía nueve esposas y no desposó a ninguna otra mujer, aunque algunos exégetas defienden que la prohibición de casarse con más mujeres fue cancelada posteriormente. A pesar de que el número máximo de esposas permitido en el islam es de cuatro, el Profeta —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz— no tenía un número limitado, y todos sus matrimonios obedecían a un propósito determinado, como: fortalecer las relaciones con importantes tribus árabes (como en el caso de ‘Aisha y Hafsa); proteger a mujeres que habían enviudado de sus familias idólatras (como en el caso de Saudah y Um Habibah); para demostrar que no era pecado casarse con la exesposa de un hijo adoptivo (como en el caso de Zainab); para que tribus no musulmanas aceptasen el islam después de que el Profeta —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz— liberase a las hijas de sus líderes de la cautividad y se casara con ellas (como en el caso de Juwairiyah y Safiyah), etc. De hecho, su primera esposa, Jadiyah, era quince años mayor que él y viuda por dos veces, y no se casó con otra mujer hasta después del fallecimiento de esta, pasados veinticinco años. Hasta el segundo año de la Hégira no se casó con otras mujeres, cuando la nación musulmana empezaba a emerger y era necesario fortalecerla con alianzas. Además, con la excepción de ‘Aisha, todas sus esposas eran viudas o divorciadas y muchas tenían una edad avanzada, lo que prueba que no fue su deseo sexual lo que lo llevó a contraer diversos matrimonios.
[813] Esta aleya fue revelada debido a que un hombre tenía la intención de casarse con ‘Aisha —que Al-lah esté complacido con ella— tras la muerte del Profeta —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz—, y la aleya le advierte que Al-lah lo juzgará también por sus intenciones aunque no las manifieste.