[803] Se refiere a los judíos de la tribu de Banu Quraidha que traicionaron al profeta Muhammad —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz— rompiendo su pacto de defender a los creyentes contra una agresión extranjera. Dicha tribu se alió con las otras tribus de incrédulos que habían acampado fuera de Medina para atacar la ciudad cuando esta se encontrase desprotegida con el fin de exterminar a las mujeres, niños y ancianos que había en su interior, así como a los pocos guardias que velaban por ellos. Al acabar la contienda, el profeta Muhammad —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz— se dirigió a la tribu de Banu Quraidha. Estos se rindieron con la condición de que un antiguo amigo y aliado de ellos que había aceptado el islam, Sa’ad bin Mu’adh, dictaminase sobre ellos, pues pensaban que este perdonaría sus vidas. Sin embargo, Sa’ad dictaminó que los hombres fueran ejecutados y las mujeres y niños fueran tomados como prisioneros; y el profeta Muhammad —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz— mandó que se cumpliera la sentencia de quien los mismos judíos habían solicitado.
[804] Se refiere posiblemente a Jaibar, una localidad cercana a Medina que aún no había sido conquistada, aunque algunos comentaristas opinan que podría referirse a las tierras de los persas y bizantinos.
[805] Al-lah ordena al Profeta —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz— que dé a sus esposas la opción del divorcio porque estas le pedían lo que él no podía proporcionarles. Todas sus esposas escogieron ser pacientes ante las estrecheces económicas y contentarse con su situación pensando en la recompensa que recibirían en la otra vida.
[806] Como esposas del profeta Muhammad —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz— deben ser un ejemplo para los demás; y del mismo modo que Al-lah les promete una gran recompensa si son pacientes y obran el bien, también les avisa que les espera un doble castigo si obran mal debido a la responsabilidad y el alto estatus que ocupan en la comunidad musulmana.