54. Solo decimos que uno de nuestros ídolos te ha trastornado”. Dijo [Hud]: “Pongo a Dios y a ustedes por testigos de que soy inocente de lo que adoran
56. Yo me encomiendo a Dios, que es mi Señor y el suyo. Sepan que no hay criatura que se escape a Su voluntad. Mi Señor está en el camino recto [y juzga con justicia].
57. Pero si me rechazan, yo habré cumplido con transmitirles aquello con lo que fui enviado, y mi Señor los remplazará por otro pueblo diferente [que será creyente]. Sepan que no Lo perjudican en nada [si no creen en Él]; mi Señor es el Protector de todas las cosas”.
59. Así fue el pueblo de ‘Ad, negaron los signos de su Señor y desobedecieron a Sus Mensajeros, y siguieron a aquellos que se oponen a la verdad con arrogancia y prepotencia.
60. Recibieron la maldición en este mundo y en el Día del Juicio. Los habitantes de ‘Ad negaron a su Señor, y por ello el pueblo de Hud quedó fuera de la misericordia.
61. Y al pueblo de Zamud le envié [como Profeta] a su hermano Sálih, quien les dijo: “¡Oh, pueblo mío! Adoren a Dios, pues no existe otra divinidad salvo Él. Él los creó de la tierra y los hizo vivir en ella. Imploren Su perdón y arrepiéntanse, porque mi Señor está próximo [cuando Lo invocan] y responde sus súplicas”.
62. Dijeron: “¡Oh, Sálih! Teníamos esperanzas en ti [que fueras nuestro líder] antes de esto[1]. ¿Acaso nos prohíbes que adoremos lo que adoraron nuestros padres? Eso a lo que nos invitas nos resulta muy sospechoso”.
[1] Que se hubiera proclamado Profeta y los invitara a abandonar la idolatría.