[27] Esta aleya hace referencia a los judíos, cristianos y sabeos (gentes monoteístas sin una religión determinada) que adoraban solamente a Al-lah y obedecían a Sus mensajeros sin desviarse de la fitrah o predisposición natural con la que Al-lah creó al hombre, basada en la adoración pura y exclusiva a Al-lah. Tras la aparición del profeta Muhammad —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz— todos los seguidores de otras religiones tienen la obligación de abrazar el islam (ver la aleya 85 de la sura 3).
[28] Al-lah castigó a los judíos que salían a pescar en sábado, a pesar de que lo tenían prohibido (ver la aleya 163 de la sura 7). Esos judíos que no respetaron la ley fueron convertidos en monos y cerdos, y perecieron pocos días después sin dejar descendencia. Los cerdos y los monos que existen hoy en día no son, pues, descendientes de los que recibieron el castigo de Al-lah, sino que son parte de la creación de Al-lah, como el resto de los animales. El castigo que Al-lah infligió sobre quienes Lo desobedecieron es una muestra de Su poder y de que Él puede dar al hombre la forma que quiera.