[57] Esta ley, también conocida como la ley de igualdad ante el castigo, pretende castigar con la muerte solamente al autor del crimen, sin extender la pena a otro que no sea el culpable. Así pues, el hombre libre que matase a otro hombre libre debía morir, y nadie más en su lugar; el esclavo que matase a un esclavo debía morir, y nadie más en su lugar; y la mujer que matase a otra mujer debía morir, y nadie más en su lugar.
[58] A diferencia de los judíos y cristianos, los musulmanes pueden perdonar la vida del asesino y recibir a cambio una compensación económica. Los judíos podían aplicar el talión o perdonar al asesino, pero no podían recibir una indemnización a cambio del perdón; mientras que a los cristianos se los exhortaba a perdonar al asesino, pero su legislación no incluía ninguna compensación económica.
[59] La aplicación de esta ley garantiza una vida más segura, ya que el asesino sabe que recibirá la pena de muerte si mata a una persona y ello puede hacer que se abstenga de cometer dicho crimen.
[60] Este precepto dejó de aplicarse al ser derogado por las aleyas 11 y 12 de la sura 4, ya que desde la revelación de estas últimas aleyas, a los herederos legítimos (básicamente padres, hijos y cónyuges) les corresponde una parte de herencia que fija la ley islámica, y el testador solo es libre de dejar en testamento la tercera parte de sus bienes, como máximo, a quienes no hereden por ley.