[37] Al parecer, los demonios, encabezados por Iblis, convencieron a un grupo de los hijos de Israel, tras la muerte de Salomón, de que este controlaba a los hombres, a los demonios y a las aves con hechicería, y les mostraron como prueba libros de brujería que Salomón había enterrado bajo su trono. Los hijos de Israel corrieron la voz de que Salomón había sido un hechicero y siguieron tales libros.
[38] Algunos comentaristas entienden la frase como: «Y (la brujería) no fue revelada a los ángeles Harut y Marut», y defienden que fueron los demonios quienes cayeron en la incredulidad y enseñaron la magia en Babilonia.
[39] Esta aleya es una prueba de que aprender brujería, magia negra o hechicería conlleva la incredulidad. De hecho, quien acude a un hechicero o brujo y cree en lo que dice habrá negado lo que Al-lah ha revelado al profeta Muhammad —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz—. Ningún tipo de magia es aceptada en el islam e implica la obediencia a los demonios, que fueron quienes se la enseñaron al hombre.
[40] Ra’ina es una palabra con doble sentido que puede significar o bien un insulto —sentido que usaban los judíos de la ciudad de Medina— o bien «préstanos atención» o «concédenos tiempo (para que podamos escucharte)»; mientras que la palabra undhurna tiene el mismo significado pero no se presta a malinterpretaciones ni puede entenderse como una falta de respeto.