[683] El agua que cree ver el sediento, que es comparado con el incrédulo que rechaza la verdad, es la recompensa de sus buenas acciones; pero no la hallará el Día del Juicio Final, porque las buenas obras que realizó no se basaron en la fe en Al-lah y Él las anulará.
[684] En esta aleya, las buenas obras del incrédulo quedan cubiertas por la idolatría y el extravío, representados por la oscuridad del mar, por lo que tampoco lo beneficiarán en la otra vida. También cabe destacar que la aleya comente la oscuridad en la profundidad del mar, cuando ello se ha descubierto no hace muchos años, puesto que el hombre no puede sumergirse a más de 40 metros sin la ayuda de submarinos o equipos especiales, y la luz empieza a desaparecer a los 200 metros de profundidad. Un hombre no podía saber hace 1.400 años que en el fondo del mar reina la oscuridad. También hay que resaltar que se hable de capas de olas dentro del mar, ya que estas no pueden verse a simple vista, salvo las de la superficie que son las que comenta la aleya que están cubiertas por las nubes del cielo, pues las demás olas solo se detectan al estudiar las temperaturas o los cambios de salinidad de estas en un punto dado.
[685] Al-lah ha guiado a cada criatura a alabarlo de una determinada manera y por ello todas saben cómo alabar y glorificar a su Creador, aunque nosotros no lo comprendamos. Solo los hombres y los yinn han sido dotados del libre albedrío para escoger el camino de la fe o del extravío (ver la aleya 72 de la sura 33). El resto de la creación obedece a su Señor en todo momento y Lo glorifica cumpliendo con el propósito de su creación.
[686] Esta aleya describe el apilado de las nubes de tormenta llamadas cumulonimbus. Las nubes son descritas como montañas porque estas crecen de forma vertical, ya que se estiran hacia regiones más frías de la atmósfera, donde se forman las gotas de agua y el granizo. Estas nubes crecen hasta que las gotas de agua y el granizo se hacen demasiado pesados y caen, finalmente, de las nubes. Lo más relevante de esta descripción es la relación que la aleya establece entre el relámpago y el granizo cuando dice «el fulgor de su relámpago», refiriéndose el pronombre «su» al granizo. Hoy en día se sabe que el granizo es el factor principal en la producción de los relámpagos debido al proceso de electrificación que las nubes sufren durante la formación de este, pero estos conocimientos son relativamente recientes y no podían conocerse en aquel entonces.