[1] Cuando el Profeta Salomón murió, quedó sentado en su trono, apoyado en su bastón, entonces los yinn al pasar frente a él pensaban que aún estaba con vida y seguían trabajando.
[2] Una termita.
[3] Es común encontrar en mucha gente el concepto errado de que los yinn o los demonios tienen conocimiento de lo oculto. Los yinn desviados, que se convierten en demonios, ayudan a difundir esta noción. Pero Dios nos muestra la falsedad de este concepto al revelarnos la historia del Profeta Salomón.