[152] Esta aleya demuestra un descubrimiento científico relativamente reciente: el de la existencia de receptores del dolor en la piel. Para verificar el grado de una quemadura, el médico suele pinchar al paciente con una aguja para comprobar si siente o no el dolor. Si el paciente sufre dolor, significa que los receptores de la piel están intactos y que las quemaduras son superficiales. Cuando no sufre dolor es porque los receptores de la piel han sido destruidos por la profundidad de las quemaduras. El castigo que se les inflige en el Infierno a quienes rechazan la verdad es el de la renovación de la piel para que vuelvan a tener los receptores del dolor intactos y sufran el dolor constantemente.
[153] Las fuentes principales del Islam son dos: el Corán y la sunnah,que podemos resumir como la recopilación de las enseñanzas del Profeta —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz—. La sunnah es imprescindible para entender el Corán, y asuntos tan básicos y fundamentales en la religión como la manera de rezar o de efectuar el salat los encontramos descritos en la sunnah, y no en el Corán; así pues, resulta indispensable seguirla para completar la práctica de la religión. Esta aleya, junto con la 69 y 80 de esta misma sura y muchas otras más, es una prueba de que debemos obedecer al Profeta Muhammad —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz—. Hay un dicho (hadiz) que recoge las siguientes palabras del Profeta —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz—:“Todos entrarán al Paraíso, salvo aquellos que se nieguen a hacerlo”. Los presentes preguntaron extrañados: “Pero ¿acaso hay quien se niegue a entrar al Paraíso?”. El Profeta —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz— respondió: “Quien obedezca las enseñanzas que doy entrará al Paraíso; y quien se niegue, se habrá negado a entrar en él”.