[590] Cuando el ángel Gabriel le revelaba nuevas aleyas por orden de Al-lah, el Profeta Muhammad —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz— se apresuraba a repetirlas para no olvidarlas. Al-lah lo tranquiliza en esta aleya y le dice que a Él Le incumbe grabarlas en su mente y proteger la revelación.
[591] La búsqueda del conocimiento provechoso, en concreto sobre la religión, es de suma importancia en el Islam, de hecho, uno de los dichos del Profeta —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz— transmitido por Muslim, dice: “ […] A quien emprenda un camino buscando en él conocimiento, Al-lah le facilitará un camino hacia el Paraíso […]”. Asimismo, el Profeta —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz— solía suplicar a Al-lah diciendo: “¡Oh, Al-lah!, busco refugio en Ti de un conocimiento que no sea beneficioso, de un corazón que no tiemble, de un ego no satisfecho y de una plegaria no aceptada”.
[592] A pesar de que esta aleya habla sobre Adán, también incluye a su esposa, pues ambos recibieron la orden de no comer del árbol y ambos desobedecieron a Al-lah. A diferencia de la Biblia, el Corán no culpa a Eva de desobedecer a Al-lah y de hacer que Adán también lo hiciera, sino que culpa a los dos por igual porque ambos se dejaron engañar por el Demonio.
[593] Ver la nota de la aleya 34 de la sura 2.