[1] Este versículo evidencia que, acorde a la teología islámica, quien busca la intercesión de un ser creado, esperando que la intercesión de ese ser lo acerque a Dios y de esa manera sea concedida su súplica, está en realidad “adorando” a ese ser y, por lo tanto ha caído en un acto de idolatría. Es la triste realidad de los cristianos que no piden a Dios sino a través de la intercesión de un santo, una virgen o el mismo Jesucristo. También es la triste realidad de algunos musulmanes que no se dirigen directamente a Dios, sino que piden en sus súplicas en el nombre o la intermediación del santo o Sheij fulano… quiera Dios guiarnos a la pureza del monoteísmo.
[2] El debate entre el monoteísmo y la idolatría.
[1] Otorgándole el grado de hijo, sin necesidad de compañera alguna para engendrarlo.
[2] “¡Glorificado sea!”, significa: Dios es inocente de las falsas atribuciones que le hacen.
[1] Las palabras utilizadas en el Corán para describir el universo son realmente notables. El término árabe que se traduce aquí como “enrollar” (o “envolver”) es takwir. En español significa “hacer que una cosa sea envuelta por otra, plegándola como si fuera una tela extendida”. La descripción que da el versículo sobre el día y la noche envolviéndose mutuamente implica una información precisa sobre la forma del mundo. Esto solo puede ser verdad si la Tierra es redonda. Lo cual significa que en el Corán, revelado en el siglo VII, la redondez de la Tierra se encontraba ya insinuada.