8. ¡Señor nuestro! Introdúcelos en los Jardines del Edén que les prometiste, junto a sus padres, esposas y descendientes que fueron piadosos y creyentes. Tú eres el Poderoso, el Sabio.
9. Presérvalos de cometer pecados. Tú te apiadarás, cuando llegue el Día del Juicio, de aquel que haya sido preservado de cometer pecados. Ese será el gran éxito”.
10. Pero a los que se negaron a creer se les dirá: “La aversión de Dios por ustedes es mayor que el odio que sentirán por ustedes mismos [al ser arrojados al Fuego], ya que fueron invitados a la fe pero la rechazaron”.
11. Dirán: “¡Señor nuestro! Nos diste la muerte dos veces[1] y nos diste la vida dos veces[2], reconocemos nuestros pecados; ¿existe alguna forma de salir [del castigo del Infierno]?”
[1] La primera es el estado de la inexistencia, y la segunda es la muerte que se experimenta en este mundo al abandonarlo. [2] La primera es al recibir el espíritu, y la segunda al ser resucitados el Día del Juicio Final.
12. [Se les dirá:] “Este tormento es porque, cuando se los invitó a adorar a un Dios Único, no creyeron; pero cuando se los invitaba a dedicarle actos de adoración a otros [ídolos] junto a Dios, entonces sí creyeron. El juicio corresponde a Dios, el Sublime, el Supremo.
13. Él es Quien les muestra Sus signos y les envía la lluvia del cielo como sustento, pero no reflexiona en ello sino quien retorna [a Dios] arrepentido.
15. Él posee los atributos más sublimes, Señor del Trono. Concede la revelación con Su Mensaje a quien Él quiere de Sus siervos, para que adviertan sobre el día de la comparecencia.
16. Ese día saldrán [de las tumbas] y nada estará oculto a Dios. [Él preguntará:] “¿Quién es el soberano hoy?” [Y Él mismo responderá:] “Solo Dios, el Único, el Victorioso”.