[410] El sediento que llama al agua para que acuda a su boca porque es incapaz de alcanzarla con las manos es comparado con el idólatra que invoca a otros fuera de Al-lah, pues ni el agua ni los ídolos pueden responder a ninguna llamada.
[411] Ver la nota de la aleya 206 de la sura 7.
[412] La palabra «Único», en árabe Wahed, implica también que Al-lah es el punto de partida o la fuente de todo.
[413] En este ejemplo, Al-lah compara el agua de la lluvia con el conocimiento que envía a Su mensajero Muhammad —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz—, y los valles por donde esta corre o se almacena, con los corazones de los hombres que poseen distinta capacidad para retener dicho conocimiento o beneficiarse de él. Y, a pesar de que el agua (el conocimiento) se mezcla a veces con la espuma (las pasiones y dudas de los hombres), lo que realmente beneficia al hombre (el conocimiento de la religión representada por el agua) permanece; mientras que la espuma acaba desapareciendo al igual que las pasiones, y las dudas abandonan el corazón del creyente.