[154] Durante los primeros años del Islam, los musulmanes debían tolerar con paciencia el daño que sufrían por parte de los incrédulos de La Meca y no tenían el permiso de Al-lah para combatir, aunque estaban deseosos de hacerlo para no soportar más injusticias. El combate por la causa de Al-lah o yihad no se prescribió hasta después de la consolidación del primer Estado islámico en la ciudad de Medina.