[1] Este versículo evidencia que, acorde a la teología islámica, quien busca la intercesión de un ser creado, esperando que la intercesión de ese ser lo acerque a Dios y de esa manera sea concedida su súplica, está en realidad “adorando” a ese ser y, por lo tanto ha caído en un acto de idolatría. Es la triste realidad de los cristianos que no piden a Dios sino a través de la intercesión de un santo, una virgen o el mismo Jesucristo. También es la triste realidad de algunos musulmanes que no se dirigen directamente a Dios, sino que piden en sus súplicas en el nombre o la intermediación del santo o Sheij fulano… quiera Dios guiarnos a la pureza del monoteísmo.
[2] El debate entre el monoteísmo y la idolatría.