[1] Es decir, si queda satisfecha con la percepción de la apariencia externa de las cosas y los acontecimientos, o si intenta alcanzar su realidad espiritual. Salomón, sabedor de que la gente de Saba estaba motivada, hasta entonces, por su amor al lujo y al poder material, pretendía mostrar a la reina cómo sería el trono si estuviera inspirado por la fe en Dios.