164. En la creación de los cielos y de la Tierra, la sucesión de la noche y el día, el barco que surca el mar para provecho de la gente, el agua que Dios hace descender del cielo con la que da vida a la tierra árida, en la que diseminó toda clase de criaturas, y en la dirección de los vientos y el control de las nubes que están entre el cielo y la tierra, en todo ello hay signos[1] para quienes razonan.
[1] De que Él es el Creador y que solo Él merece ser adorado.
165. Existen personas que toman en lugar de Dios a otros que consideran iguales [a Dios][1], y los aman como solo debe amarse a Dios; pero los creyentes aman más a Dios [de lo que éstos aman a sus divinidades]. Ya sabrán los injustos cuando vean el suplicio que les espera, que a Dios pertenece el poder absoluto y que Dios es severo en el castigo.
[1] Es decir, dirigen a ellos lo que se debe dirigir a Dios, como las súplicas, los ruegos, el anhelo de salvación, la esperanza, el temor devocional, etc.
166. [Ellos deben considerar que el Día del Juicio] se desentenderán los líderes[1] de sus seguidores, y todos verán el castigo y desaparecerá toda alianza entre ellos.
167. Entonces los seguidores dirán: “Si tuviéramos otra oportunidad [de regresar a la vida mundanal] nos desentenderíamos de ellos, como ellos se han desentendido de nosotros”. Así les hará ver Dios sus obras para que sientan remordimiento. Pero nunca saldrán del Fuego.