[1] Referencia a Nemrod, un tiránico rey de la Mesopotamia.
[2] A los Profetas se les concedieron mentes brillantes, gran inteligencia, expresión elocuente, fuerte intuición y otros talentos que eran esenciales para portar y transmitir el Mensaje, para ser líderes de aquellos que aceptaran el monoteísmo y sus enseñanzas. Ellos solían explicar la religión de Dios a aquellos que se les oponían, y demostraban que sus enemigos estaban equivocados. Así, Abraham derrotó con sus argumentos al tirano que se oponía a la prédica de su Mensaje.