[1] Dijo el sabio Ibn Al-Qaiim: “Dios es suficiente para quien se encomienda a Él, y Le basta a quien vuelve hacia Él. Él es Quien concede seguridad y paz al temeroso, y protege a quien se lo pide; a todo aquel que solicite Su socorro, Su ayuda, abandonándose a Él, Dios habrá de protegerlo, cuidarlo y darle una salida”.